El expresar yo soy esto viene después, y de hecho es de por si una
apreciación relativa, un punto de vista, una limitación, ya que al sectorizarse
en algo no abarca lo otro. Fácil se vuelve comprender que cuando se dice yo soy
esto, no es en todas las ocasiones totalmente certero, ya que puede que así no
fuera, y en todo caso si así fuese, sería eso tan sólo algo parcial y
transitorio, lo cual no lo hace esencialmente verídico. El creerse que se es
solamente un cuerpo, que experimenta ciertas sensaciones, pensamientos,
costumbres, gusto y aversiones, con algún nombre, edad, profesión, título y
demás cosas personales es muy pequeño y temporal, incluso hasta fantasioso.
La consciencia de si como capacidad reflexiva y de dar cuenta de la propia
interioridad, se halla vinculada con un alma aún muy identificada y anudada
(por la respiración) al yo personal y a todas sus características y atributos.
El ser para si, distintivo del ego localizado, acotado a su propio nivel de
percepción y por consiguiente perplejo por su sensación de vacío –inconcluso-,
introduce la ilusoria idea de falta y con ello la búsqueda y el anhelo
ininterrumpido por dar con una completud de la cual supuesta mente se carece.
Lo que la inmensa mayoría de nosotros tomamos como yo, cuando decimos yo soy;
eso, eso en realidad no somos…
La Verdad no se afirma a si misma en la apreciación o la conjetura. No es desde
la especulación mental, desde la ansioso derrotero que se llega a penetrar en
las inescrutables profundidades del Ser. Para ver la Verdad debe advertirse a
lo falso como falso y rechazarlo de raíz, lo cual no implica lucha o
resistencia sino comprensión clara y directa.
Es en el silencio, en la serena expectación que Aquello Presente en toda partes
sin coloreo y completo se revela por sí mismo… El íntimo abandono de lo
aparente, redime y da energía.
Darse cuenta de lo irreal como tal, libera; pero lamentablemente en éstos tiempo
en la mayoría de los hombres la proyección psíquica –que es lo personal-
termina sesgando lo Universal y así la esencia, provisoria-mente desde luego,
parece confinada por la sombra de la falta de interno y serio autoconocimiento.
Hemos de intentar comprender que lo falso necesita tiempo y que lo que requiere
de tiempo es falso. Sin dudas es el fuerte hábito de aferrarse a lo ilusorio o
temporal, lo que hace que se vuelva tan difícil ver lo Real.
Como menciona el Maestro K.P.Kumar :”El desapego es un proceso doloroso. No es
fácil desapegarse de algo a lo que uno está apegado. La escritura sagrada del
Bhagavatam no habla en absoluto del desapego. Recomienda a los devotos o
estudiantes de Yoga apegarse a lo Divino en todo y sentir lo Divino en todo. Ver
lo Divino, sentir lo Divino, hablar lo Divino, tocar lo Divino, degustar lo
Divino. Que todas nuestras interacciones con el entorno sean vistas como
interacciones con lo Divino. Tu profunda asociación con lo Divino permanece y
otros conceptos mundanos caen. Ve a lo Divino en tus padres, en tus hermanos,
en los amigos, en los árboles, en los animales y así sucesivamente. Lo Divino
está en todo. Cuando haces esto, lo Divino permanece en ti y alrededor tuyo, y
asociarse con lo Divino se vuelve una experiencia continua. En este proceso
toda la vida se vuelve Divina. Apegarse a lo Divino es el acercamiento
positivo. Desapegarse de lo no divino es el acercamiento negativo. A medida que
uno ve más y más la Divinidad en uno mismo y en el entorno, desaparece toda ignorancia.
El conflicto desaparece, se establece la armonía y se experimenta mejor la
belleza de la naturaleza. Un árbol tiene muchas hojas y frutos. Cuando los
frutos maduran, se desapegan de forma natural del árbol. Uno no debe
arrancarlos. Cuando arrancas un fruto, causas un pequeño dolor al árbol y al
fruto. Pero cuando el fruto está maduro y cae por sí mismo, no habrá dolor para
el árbol. En otoño las hojas caen por sí mismas. Entonces el árbol no sufre
ningún dolor. Pero si arrancas las hojas, hay un dolor momentáneo para el
árbol. Cuando el hombre madura a través del pensamiento en la Divinidad, deja
el cuerpo igual que el fruto maduro y las hojas se desprenden del árbol. El
pensamiento de la Divinidad permite incluso trascender la muerte. El hombre puede
partir consciente-mente del cuerpo y seguir adelante. La cobra lo hace así cada
siete años. Cada siete Años la cobra deja la piel externa y entra en una nueva
piel, que será mucho más brillante. Si pelas la piel, es doloroso. Pero La piel
cae por sí misma cuando la serpiente madura. Y Se desarrolla una nueva piel
desde dentro. La mayoría de vosotros no habréis visto la piel que deja una
cobra. En la naturaleza se pueden ver cosas parecidas. Es fácil pelar la
naranja cuando la fruta está completamente madura. Pero si no está madura, no
es tan fácil pelarla. Igualmente, si el hombre, el morador, madura desde
dentro, puede dejar fácilmente el cuerpo. Esto no ocurre cuando el hombre
interior no ha madurada. El desapego del cuerpo no es tan fácil cuando uno no está
lo suficientemente evolucionado. No hables Demasiado del desapego. Habla del
apego a lo Divino. En otras palabras, elige tu asociación con la Divinidad en
todo. Es la Elección más inteligente, con la cual se consigue el desapego, con
la cual trascender la ilusión es posible, y con la cual se gana la expiación
(nos fundimos con la unidad). No es fácil desapegarse del cuerpo, los deseos y
los pensamientos. En vez de esto, mira las formas como Divinas. Desea lo Divino
y piensa lo Divino. Ésta Debe ser la elección”.
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