domingo, 20 de noviembre de 2016

ESENIOS

“Cuando dios vio que su pueblo perecería porque no veía la Luz de la Vida, escogió lo mejor de Israel para que pudieran hacer brillar la Luz de la Vida delante de los hijos de los hombres. Y los elegidos fueron llamados esenios, porque enseñaban a los ignorantes, sanaban a los enfermos, y se reunían en la víspera de cada séptimo día para regocijarse con los Ángeles”.
Sin embargo, no fue hasta la década de los años 30 y 40 que se revelo en Estados Unidos la primera descripción fascinante de la comunidad de los esenios del monte Carmelo. A través de estados de trance auto inducidos, el psíquico Edgar Cayce hablo de Ana y de los esenios en sus 14.000 “lecturas”. Describió a los esenios como miembros de una pequeña secta judía espiritual que comenzó cien años antes del nacimiento de Jesús, en el siglo segundo antes de cristo, y continuo unos 68 años después de la crucifixión de Jesús y la destrucción del templo judío. Las lecturas de Cayce sobre los esenios confirmaron que había una conexión definitiva entre la familia y los amigos de Jesús y las comunidades de los esenios.
Después de definir el término esenio como “esperanza”, cayce aclaro que los judíos se habían dividido en varias sectas, como los fariseos y los saduceos, y también un pequeño grupo llamado los esenios. Este último grupo representaba a los judíos que apreciaban a las personas que habían sido visitadas por lo sobrenatural o que habían tenido experiencias inusuales en sus sueños, visiones o voces interiores. Cayce informo que estos designados esenios eran una consecuencia de las enseñanzas de Melquisedec, extendidas a través de Elías, Eliseo y Samuel, y que consecuentemente, se ofrecieron como canales para recibir información espiritual de origen divino. Los esenios se unieron en una comunidad de amor y devoción para vivir una vida santa y realizar buenas acciones, y honrar a las mujeres igual que a los hombres. Por encima de todo, los esenios creían en un plan divino para la evolución humana y deliberadamente se preparaban para ser dignos de recibir a un mesías para el mundo.


Sacado del Libro, Ana una novela

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