jueves, 8 de febrero de 2018

Un Imperio en Formación en un callejón... Por Eduardo Urbina Arredondo.

La realidad de cada uno depende de donde vivimos, lo que hablamos, aprendemos o enseñamos.
Los paradigmas ya sean adquiridos o creados por nuestro entorno. Traspasados por generaciones hasta nosotros.
La publicidad en estos días juega un papel crucial, muchas veces sutil… otras veces con total descaro mostrando una cruel verdad.
Todo es cuestión de perspectiva y muchas veces carece de objetividad lo que creemos cierto, “bueno o malo”.
El miedo muchas veces es crucial, somos temerosos, lo llevamos arraigado en el ADN, desde tiempos del paleolítico, hasta la fecha. Comenzando con un Homínido Cubierto de pelos, hasta ser Casi unas Bio-Maquinas, o en proceso hacia ello.
Nos han controlado a punta de miedo y mentiras.
La verdad ha sido acallada.
Y nos hemos creído que porque naces en un país lejos de “El primer mundo”, siendo “Tercermundistas” Creyéndonos desde niños que “nunca hemos ganado nada”, destacando siempre lo mundano, levantando monumentos en simbolismo de los que parten y haciendo a un lado a quienes aún respiran.
Una mentalidad mediocre, impuesta por un sistema que se cae a pedazos.
Un legado de creación de poblaciones, alrededor de las grandes industrias que dominaban el siglo pasado. Educación dócil, para una mano de obra barata. Que no piensen, que solo sigan órdenes.
Éntrese la camisa, Lustre los zapatos, fórmense para cantar el Himno, en fila hacia la sala. Suena la campana, a recreo, solo 15 o 20 Minutos. Se pasan unos cuantos minutos extras y comenzamos a dudar, a temer que algo pasa. ¿Por qué no nos han llamado?, sentimos una especie luego de júbilo de saber que estamos libres por más tiempo, podemos jugar.
Pero no, suena la campana y de vuelta a aprender… Conceptos e ideas de un pasado lejano, formas de ver el mundo ya desconocidas para nosotros. Que digo aprender… Memorizar.
Aún me sigo preguntando si alguna vez usare en mi vida el Trinomio Cuadrado Perfecto… Casi repruebo por ello.
Y la segmentación no es cosa de Chile solamente, pero es mi país y es la realidad que veo. Por lo tanto mi opinión se basa en algo concreto y real.
Acá ya de entrada estigmatizamos a las poblaciones, las asociamos con violencia, muerte y drogas.
¿Y cómo discrepar con ello, si los noticiarios casi 24/7 ahora gracias a streming y la red nos bombardean con constante brutalidad?
Nos hacen creer que de una población no saldrá alguien de éxito. Y si fuese así, se busca la forma de que “vuelva al lugar de donde salió”.
Pensar en el éxito, el crear una mente millonaria en un ambiente de caos, implantado por generaciones, donde la ley del más fuerte, el más “Vio”, el más “Choro” es impuesta. Resulta difícil, muchas veces las probabilidades bordean la nulidad.
Ahora imaginen querer salir de un callejón, donde solo ha habido conflictos, Muertes silenciadas, maltratos domésticos a diario, Robos constantes.
Pero familias poderosas, con vastos terrenos. Muchos familiares o con lazos con grandes Influyentes en la ciudad y en el valle. Todo a costa de un gran precio, el suficiente para que tal recompensa sea disfrutada ahora por sus descendientes.
A veces pienso que yo estoy en el medio de ambos mundos, tal cual vivo en medio de la carretera y de la línea del tren, justo en medio del mismísimo callejón.
Rodeado de odio hacia mí por parte del imperio de mi familia paterna y por unos fanáticos religiosos.
Pero yo soy diferente a todos ellos.
Me obligaron a una vida que nunca pedí, a una tortura de más de 18 años sin luz eléctrica, unos 6 años sin agua potable. Sin computador, celular, cosas mundanas…
Pero tenía muchos amigos, imaginarios en un comienzo, luego se materializaron.
Otros quedaron rondando en mi cabeza, hasta el día de hoy.
La locura es parte de mí y la acepto. Ya que es ella quien me ha hecho lograr todo lo que he querido.
Nunca me he tratado esta bendita condición de Sentir que no tengo límites.
He sido cauteloso como un gato, sigiloso como una serpiente, tenaz como un León, Motivado y hambriento de éxito como un Lobo y Aventurero como un águila.
Me he codeado con personas que ganan Millones cada semana, hasta con quienes están en la mismísima quiebra.
Y a todos les he aportado valor. No me he achicado ante nadie que yo sepa o intuya que es más capaz que mi persona, al fin y al cabo todos somos humanos. Hay veces que lo he hecho, he fingido, pero en el fondo sé que soy superior y que discutir con idiotas es pérdida de tiempo.
Muchas veces la verdad de ellos, no es mi verdad y viceversa.
Y mi tiempo es Valioso, para mí el día no tiene 24 Horas, sino que tiene 24 Joyas. Y cada una de ellas la disfruto al máximo.
Así que si eres parte de mi vida, si te doy un espacio en ella. Es porque creo en ti.
De una u otra manera, saldré del callejón.
O más bien, mi imperio se forjara en esta tierra, en este terreno. En San Cayetano. En una ciudad Llamada Llay-Llay. En un angosto país llamado Chile. En un continente dividido y que brota sangre a borbotones de su rasgada y usurpada tierra.


Eduardo Urbina Arredondo

No hay comentarios:

Publicar un comentario